TRATAMIENTOS
Psicólogos en Marbella
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un mecanismo de protección, sin el cual no hubiéramos sobrevivido como especie. Su función es la de protegernos ante un peligro, preparando a nuestro organismo para “luchar o huir”.
“La ansiedad es una aliada que en ocasiones parece ser nuestra peor enemiga”
Pensemos en el hombre primitivo; una mañana volviendo de cazar, de repente detrás de unos arbustos escucha un ruido, un escalofrío recorre su cuerpo, entre las ramas distingue el pelaje de un animal salvaje y en cuestión de segundos está encaramado al árbol más cercano. Ahora volvamos a nuestros días; un chico camino del trabajo, está cruzando un paso de cebra cuando de repente escucha el sonido de un coche que se aproxima a toda velocidad. Sin pensar pega un salto hacia atrás y logra esquivar al coche. ¿Qué tienen en común estas dos situaciones? En los dos casos estas personas salvaron su vida gracias a la ansiedad.
¿Cómo funciona la Ansiedad?
Cuando nuestro cerebro detecta un peligro pone en marcha lo que llamamos el Sistema de Alarma, popularmente conocido como mecanismo de ansiedad. El objetivo del Sistema de Alarma es preparar a nuestro cuerpo para enfrentarse a un peligro (luchar) o escapar de él (huir), de forma que aumenten las ¡ probabilidades de sobrevivir. Para ello es necesario que se produzcan una serie de cambios, entre los que se encuentran los siguientes:
– El corazón late más rápido y respiramos más deprisa. Nuestros músculos necesitan prepararse para las actividades de luchar y/o huir. Para ello es necesario un aporte extra de oxígeno y glucosa, los cuales llegan hasta los músculos a través de la sangre. Como consecuencia, podemos notar taquicardia y sensación de ahogo; esta última se produce si tomamos más oxígeno del que necesitamos, produciéndose hiperventilación, la cual no es en absoluto peligrosa pero sí muy molesta.
– Aumento de la temperatura. Como consecuencia del aumento del flujo sanguíneo en las vísceras y en los músculos, nuestra temperatura interna aumenta, apareciendo la sensación de calor. Cuando la temperatura llega a un límite aparece el sudor para refrigerar el cuerpo.
– Disminución del riego sanguíneo en las zonas superficiales de la piel. Con el objetivo de no desangrarnos ante posibles heridas, la cantidad de sangre en las zonas más superficiales disminuye, y como consecuencia, podemos notar la piel fría.
Éstos son solo algunos de los cambios propios de la respuesta de ansiedad, existen algunos más y dependiendo de las diferencias individuales, una persona notará más unos que otros. Es fundamental tener claro que estos cambios fisiológicos son completamente inocuos, e0n absoluto peligrosos, se mantienen mientras dura la amenaza de peligro y después todo vuelve a la normalidad.
¿Cuándo existe un problema de ansiedad?
Existe un problema de ansiedad cuando ésta aparece sin ser necesario o aparece en exceso.
– Situaciones en las que no hay una amenaza real o el riesgo de amenaza es muy bajo: conducir, subir a un ascensor, viajar en avión, montar en Metro, análisis de sangre, ir a una fiesta, a unos grandes almacenes, al cine, etc. Experimentar ansiedad en estas situaciones no es necesario, tenerla supondría un gasto energético y un malestar innecesarios para la persona.
– Situaciones en las que hay algo en juego y es necesario actuar de forma especial: un examen, hablar en público, una entrevista de trabajo, etc. Afrontar estas situaciones con un nivel moderado de ansiedad resulta beneficioso porque reaccionaremos con más agilidad, recordaremos mejor la información almacenada y pensaremos más rápido. Sin embargo, si la cantidad de ansiedad que se experimenta es demasiado alta nos entorpecerá y no podremos llevar a cabo con éxito la tarea.
Existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad, entre ellos se encuentran los siguientes: fobia social, fobia simple, trastorno obsesivo-compulsivo, estrés postraumático, ansiedad generalizada, hipocondría, pánico y agorafobia.
¿Por qué aparece un trastorno de ansiedad?
Aunque cada tipo de trastorno es diferente, para englobarlos a todos podemos decir que la ansiedad patológica aparece principalmente por procesos de aprendizaje, es decir, nuestro cerebro “aprende” a reaccionar de forma excesiva ante determinadas circunstancias. En algunos casos además existen factores genéticos que predisponen a la aparición del trastorno.
Tratamiento
Con un tratamiento adecuado los trastornos de ansiedad se superan en un alto porcentaje. El objetivo del tratamiento psicológico para la ansiedad no es eliminarla, puesto que como hemos visto, tiene una función de protección. El objetivo es que no aparezca cuando no sea necesario.
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno emocional que hace que cambie nuestra forma de pensar, sentir y de actuar. Tendemos a ver el lado negativo de las cosas, es como si lleváramos todo el tiempo unas gafas con cristales negros que hacen que veamos teñidos de pesimismo el presente, el futuro e ¡incluso el pasado!. Nos solemos sentir culpables, desesperanzados, desanimados, tristes, sin ánimo ni energía y nuestra autoestima también se resiente. Como consecuencia de nuestra forma de pensar y sentir, nuestra forma de actuar también cambia, vamos dejando de hacer poco a poco las actividades que nos gustaban, hasta dejar incluso de llevar a cabo obligaciones como ir a trabajar.
Síntomas:
– Sensación de tristeza, vacío, llanto frecuente.
– Disminución del interés o del placer experimentado en la realización de actividades.
– Pérdida o aumento del apetito.
– Insomnio o hipersomnia (exceso de sueño).
– Cansancio o pérdida de energía.
– Dificulta para concentrarse y tomar decisiones.
– Agitación o enlentecimiento.
– Sentimientos de culpa excesivos y/o inutilidad.
– Irritabilidad.
– Disminución del deseo sexual.
Para que se considere que una persona está deprimida tienen que existir algunos de estos síntomas durante un periodo de tiempo razonablemente largo. En ocasiones, las personas sufrimos “baches emocionales” por cambios que ocurren en nuestra vida y experimentamos algunos de los síntomas típicos de depresión, pero al poco tiempo nos adaptamos y volvemos a ser los que éramos. La recomendación es acudir a un profesional si en algún momento aparecen pensamientos de suicidio, si los síntomas afectan a tu vida personal, familiar o laboral o si al cabo de 2- 3 meses sigues con algunos de éstos síntomas.
Tratamiento
El tratamiento psicológico para la depresión que ha demostrado ser más eficaz es el Cognitivo-Conductual . Por otro lado, hay ocasiones en que los psiquiatras prescriben antidepresivos; en ese caso lo ideal es que el tratamiento farmacológico se compagine con el psicológico. Como hemos visto, cuando la depresión se “apodera” de una persona, hace que cambie su forma de pensar y de sentir, y estos aspectos es imprescindible trabajarlos con terapia para la total recuperación de la persona.
Estadísticas
La depresión es el trastorno psicológico más frecuente. Alrededor del 10% de la población está o estará clínicamente deprimida. Afecta más a mujeres que a hombres; por cada hombre deprimido hay tres mujeres que lo están. Aunque la depresión puede aparecer a cualquier edad, los periodos críticos son entre los 35 y los 45 años, y a partir de los 60 años de edad.
¿Por qué se produce?
Según el modelo psicológico Cognitivo-Conductual, la depresión aparece por una “pérdida de reforzadores”, es decir, desaparecen de nuestra vida aspectos importantes o que nos hacen sentir bien. Ejemplos de pérdida de reforzadores son los siguientes: enfermedad o pérdida de seres queridos, ruptura o problemas de pareja, pérdida, cambios o problemas en el trabajo, problemas familiares y/o problemas económicos. Ante la pérdida aparece el dolor emocional y con él un cambio en nuestro ritmo de vida, se va dejando de hacer actividades, primero placenteras y después obligatorias (ej. trabajo), lo cual produce una pérdida secundaria de reforzadores, y por lo tanto, mayor malestar emocional. Esto es lo que llamamos el “círculo vicioso de la depresión”. Junto con el abandono de actividades aparecen pensamientos negativos sobre uno mismo, los demás y/o el mundo (“Todo lo hago mal; No le importo a nadie; Nadie me entiende; Soy un fracasado; El mundo no tiene sentido…”). Llegando a aparecer pensamientos de suicidio conforme la depresión va avanzando.
¿Por qué unas personas se deprimen y otras no?
Existen un serie de factores de protección de la depresión, que ayudan a una persona que ha sufrido una pérdida de reforzadores a recuperarse del dolor emocional, a adaptarse a la “pérdida”, y por lo tanto, a que tenga menor probabilidad de comenzar con una depresión.
Algunos de estos factores son:
– Estilo de vida. Aquellas personas que realizan más actividades agradables (cantidad y diversidad), son personas menos predispuestas a la depresión.
– Estilo cognitivo. Se refiere a la “forma de pensar” de una persona. Desde que nacemos adquirimos creencias sobre nosotros mismos, los demás y el mundo que nos rodea. Dependiendo del tipo de creencias que tenga una persona estará más o menos protegida ante la depresión. Ejemplos de creencias que favorecerían la depresión: “No soy una persona valiosa”; “Cometer errores es un síntoma de debilidad”…
– Área social. Disponer de buenas habilidades sociales para relacionarse con los demás y de un entorno cálido en el que apoyarnos en los momentos difíciles, son elementos de disminuirían la probabilidad de tener una depresión.
– Habilidades de Resolución de Problemas. Si una persona cuenta con habilidades para evaluar el cambio que ha experimentado en su vida, considerar posibles soluciones y elegir la más adecuada según las circunstancias, nuevamente tendría menos probabilidades de iniciar una depresión.
– Biología. Hay personas que tienen una predisposición biológica ante la depresión, la cual consiste en que se reduce más rápido y en mayor cantidad la segregación de neurotransmisores, lo cual aceleraría el proceso depresivo.
¿Qué es la fobia social?
La Fobia Social (FS) es un miedo a un cierto número de situaciones de interacción social. La persona está convencida de que actuará de manera inadecuada, ridícula, embarazosa o humillante y tiene sensaciones físicas como taquicardia, calor, rubor, sudoración, temblores o sensaciones en el estómago. Las personas con fobia social intentan evitar las situaciones en las que se sienten mal, o si esto no es posible, cuando están en una de esas situaciones van a llevar a cabo estrategias para que los demás no se den cuenta de lo que les está pasando.
Las situaciones sociales que más habitualmente provocan la aparición del malestar suelen ser: hablar en público, asistir a fiestas o reuniones sociales, pedir información, relacionarse con figuras de autoridad, comer o beber en público, conocer a gente nueva, escribir mientras se está siendo observado, ir de compras o hablar por teléfono.
Tipos de Fobia Social
– Fobia Social Específica. Cuando el miedo aparece ante una situación concreta, la más frecuente es hablar en público. Experimentar cierto grado de malestar al hablar en público es algo frecuente, hablamos de fobia social cuando el malestar al hablar e público es demasiado intenso y/o cuando no se lleva a cabo la conducta de hablar. Otros tipos de FS Específicas son las relacionadas con: comer y beber delante de otras personas, escribir en público, bailar y/o tocar un instrumento delante de otros.
– Fobia Social Generalizada. Cuando el miedo aparece ante una amplia gama de situaciones sociales, incluso ante aquellas en las que ni siquiera hay que hablar, como por ejemplo, entrar en una tienda con gente o viajar en transporte público. Estas situaciones se temen por la misma razón que las demás, el miedo a la evaluación negativa de los otros.
Algunos datos sobre la Fobia Social
La FS es el segundo trastorno de ansiedad más frecuente; aproximadamente el 3% de la población la sufre. La FS generalizada suele aparecer a finales de la adolescencia y principios de la edad adulta. Sin embargo, la FS específica puede aparecer más tarde y su evolución suele ser más rápida. En general, es más frecuente en mujeres, aunque la proporción de varones que buscan ayuda profesional es mayor.
¿Timidez o fobia social?
Las fronteras entre la timidez y la fobia social no son claras; muchas personas que se podrían diagnosticar de fóbicos sociales consideran que “simplemente son tímidos”. Por esta razón, la mayoría de las personas con FS tardan en buscar ayuda profesional, entre 6 y 20 años de estar sufriéndola. La timidez se puede definir como un miedo social moderado, donde el nivel de malestar mental y fisiológico (sensaciones físicas) es mucho más bajo que en la FS, y por lo tanto, la evitación de las situaciones sociales y/o estrategias para que los demás no se den cuenta del malestar, también es mucho menor que en la FS. Una persona tímida, al poco tiempo de afrontar una situación temida, experimenta una importante reducción de la ansiedad y malestar psicológico, hasta el punto de que desaparezcan. Sin embargo, una persona con FS será menos probable que se enfrente a una situación temida, y si se ve obligado a hacerlo el malestar físico y emocional no se verá reducido de forma tan considerable.
¿Cómo se adquiere la Fobia Social?
En general, la experiencia es el elemento clave para explicar la adquisición de la FS. Veamos tres importantes formas que reflejan la importancia de la experiencia:
– Déficit en habilidades sociales (HHSS). Hay personas que no han aprendido a relacionarse de forma adecuada en situaciones sociales porque no han tenido modelos de aprendizaje adecuados en su entorno y/o porque no han tenido suficientes oportunidades para relacionarse.
– Experimentar una situación traumática o desagradable. Al experimentar mucho malestar en una situación que antes era neutra, esta situación se puede convertir en generadora de malestar desde ese momento por un proceso psicológico llamado condicionamiento.
– Adquisición de Creencias Disfuncionales. Desde que nacemos vamos adquiriendo esquemas o creencias sobre nosotros, los demás y el mundo en general. Algunos tipos de creencias muy rígidos e inadecuados hacen que una persona sea más vulnerable a trastornos emocionales. En el caso de la FS encontramos los ejemplos de creencias siguientes: “No debo decir algo que pueda incomodar a otros”, “Debo ser aceptado y caer bien a todo el mundo”, “Si me muestro como soy los demás me rechazarán”…
Tratamiento
Con un tratamiento psicológico adecuado la fobia social se puede superar. Mi recomendación es que busques ayuda lo antes posible porque es un trastorno que lleva afectando tu vida mucho tiempo y ¡tiene solución!. Una vez que empieces a enfrentarte a tus miedos con la ayuda de un profesional, te darás cuenta de que van a ir desapareciendo e irás tomando las riendas de tu vida, serás tú quién tome las decisiones, no aquellos miedos…
“Sólo cuando dejemos de temer, comenzaremos a vivir”. Dorothy Thompson
¿Qué es la autoestima?
La autoestima es el conjunto de juicios acerca de nuestro valor y competencia en diferentes aspectos (laboral, físico, social, sexual, intelectual…).
¿Tengo la autoestima baja?
¿Alguna vez te has sentido insatisfecho o infeliz contigo mismo? ¿Has pensado que eres débil, estúpido, no lo suficientemente bueno, inferior a otros, no válido, poco atractivo, un perdedor o un fracasado…? Todo el mundo en alguna ocasión ha experimentado alguno de estos pensamientos, normalmente cuando ha tenido que hacer frente a una situación difícil o estresante. Sin embargo, si normalmente piensas cosas similares a las anteriores sobre ti mismo, puede ser que tengas un problema de baja autoestima.
Características que puede presentar una persona con la autoestima baja:
– Muy crítica consigo misma.
– Se exige mucho a sí misma.
– Perfeccionista.
– Temor excesivo a cometer errores.
– Inseguridad para tomar decisiones.
– Sentimientos de culpabilidad e inutilidad frecuentes.
– Necesidad constante de llamar la atención y pedir ayuda.
– Necesidad continua de agradar a los demás y/o tener su aprobación.
– Exigente y crítica con los demás.
– Temor a ser criticado por los demás.
– Estado de ánimo triste.
– Actitud de perdedor/a.
¿Qué pasa si tengo la autoestima baja?
La baja autoestima es un factor de riesgo para trastornos como la depresión, la fobia social y los trastornos de alimentación, entre otros. Además, las personas con baja autoestima tienden a establecer relaciones de dependencia con otras personas, a sufrir explotación por parte de parejas, amigos o colegas, a tener sentimientos de autoinsatisfacción, autoodio, autodisgusto y desprecio, y a sufrir más percepciones distorsionadas.
¿Es posible mejorar nuestra autoestima?
Sí, rotundamente sí es posible mejorarla, lo que ocurre es que no es fácil hacerlo uno mismo, sin ayuda. Abajo encontrarás algunas recomendaciones que puedes poner en práctica, pero si tu autoestima es muy baja, necesitarás la ayuda de un profesional de la psicología para llevar a cabo un programa de mejora de la autoestima personalizado.
¿Cómo mejorar la autoestima?
– Reserva tiempo para ti mismo. Dedica al menos media hora al día en hacer aquello que realmente te guste y te satisfaga. Recuerda que tus necesidades y tus deseos son tan importantes como cualquier otra cosa.
– No temas a las responsabilidades o a tomar decisiones. Nadie está libre de equivocarse, a veces un error es una oportunidad de aprendizaje. Es imposible pasar por la vida sin cometer un error; ¿por qué tu debes ser diferente al resto? ¿acaso no eres humano…?
– Prémiate por tus logros. Aunque pienses que son pequeños y que no tienen importancia, refuérzate por ellos.
– Ponte objetivos realistas y dirige tu vida hacia ellos. Haz un plan y desarrolla las habilidades que necesitas para alcanzarlo, dedícale tiempo, pero sin perfeccionismos.
– Acéptate tal y como eres, con tus cualidades y defectos. Todo el mundo los tiene, nadie es perfecto, ni tiene que serlo porque somos humanos.
– No te compares con los demás. Compararte hará que te sientas infeliz o con una falsa sensación de superioridad. Todos somos diferentes, cada uno de nosotros tenemos habilidades y también cosas por mejorar.
¿Cómo se desarrolla la autoestima?
La autoestima se desarrolla desde la infancia y durante toda nuestra vida. El primer concepto de uno mismo se forma a partir de las reacciones de las personas que son importantes para el niño, principalmente la familia. Así, por ejemplo, si lo que el niño experimenta son sentimientos negativos, abandono, rechazo, pocos halagos y continuas críticas, vivirá con una sensación de inutilidad e inferioridad que aceptará como válida (“Soy inútil e inferior”). Sin embargo, tampoco es bueno que nos protejan demasiado, puesto que no se nos da la oportunidad de hacer frente a los problemas que nos iremos encontrando en nuestra vida, y por lo tanto, no tendremos la oportunidad de aprender a hacerles frente, lo cual lo traduciremos con un “sentimiento de ineficacia” que está en la base de la baja autoestima. Pasada la primera infancia, y sobre todo en la adolescencia, empiezan a cobrar importancia la relación con nuestros iguales y personas externas a la familia (amigos, profesores, vecinos, otros parientes…). Incluso ya de adultos, nuestra autoestima puede verse modificada por diferentes experiencias, por ejemplo, una pareja sentimental que nos someta a la crítica constante y a desprecios frecuentes, con el tiempo puede ir minando nuestra autoestima.
“La persona más influenciable con la que hablarás todo el día eres tú. Ten cuidado entonces acerca de lo que te dices a ti mismo”. Zig Ziglar
¿Cuándo acudir a una terapia de pareja?
Se recomienda acudir a terapia de pareja cuando la relación no va bien y no se sabe qué más hacer para encontrar una solución.
Algunas señales de que la pareja no va bien:
– Discusiones frecuentes con acusaciones, ironías, ofensas y sarcasmos.
– Críticas destructivas y desprecios.
– Actitud defensiva y/o actitud de indiferencia.
– Intentos por solucionar los conflictos sin éxito.
– Tendencia a recordar cosas negativas de la historia de la pareja. Causas de los problemas de pareja
– La convivencia.
– Escasa comunicación o comunicación inadecuada.
– Dificultad para conciliar la vida familiar y laboral.
– Envidia y/o celos.
– Sufrir algún trastorno psicológico (depresión, ansiedad, etc.).
– Relaciones sexuales insatisfactorias.
– Decepciones continuas.
– Disminución de las conductas de gratificación mutuas.
– Dificultades en la crianza de los hijos.
– Expectativas no satisfechas.
Trastornos relacionados con los problemas en la pareja. Es habitual encontrar alguno de los trastornos siguientes en uno o ambos miembros de la pareja con problemas. Los trastornos pueden haber aparecido antes o después del comienzo de los problemas en la pareja.
– Depresión
– Ansiedad
– Trastornos sexuales.
– Abuso de sustancias (alcohol, fármacos, otras)
– Trastornos de la personalidad (dependiente, paranoide…)
– Celos
¿En qué consiste la terapia de pareja?
A través de sesiones individuales y en pareja, el psicólogo identificará qué es lo que falla en la pareja (estilo de comunicación, áreas de conflicto, trastornos individuales…) y cuáles son los aspectos positivos que aún les unen. Durante la terapia, la pareja aprenderá habilidades de comunicación, habilidades de resolución de conflictos y de resolución de problemas en general; y a cómo maximizar las fortalezas ya existentes en la relación. Todo lo aprendido en las sesiones clínicas deberán ir poniéndolo en práctica en su día a día, entre las sesiones, a través de actividades que el psicólogo les propondrá. Si uno de los miembros de la pareja sufre algún trastorno (ej. depresión, ansiedad, abuso de sustancias…) lo trabajará en sesiones individuales con el terapeuta.
¿Qué es un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)?
Un TOC es un trastorno de ansiedad, que se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones.
Las obsesiones son palabras, frases o imágenes que aparecen en nuestra mente con mucha frecuencia sin que lo deseemos y que generan un alto malestar. El contenido de las obsesiones puede ser amenazante, extraño, moralmente inaceptable o grotesco, razón por la cual, la persona que las sufre quiere dejar de tenerlas, pero escapan a su control voluntario. Existen diferentes tipos de obsesiones, pero lo que todas tienen en común es el alto malestar que generan. Las compulsiones son comportamientos (ej. lavarse las manos, comprobaciones, tocar algún objeto…) o actos mentales (ej. contar, rezar, repetir una palabra en silencio…) que la persona realiza de forma voluntaria y repetida (de forma compulsiva) con el objetivo de reducir la probabilidad de que suceda aquello que se teme o aliviarse de la ansiedad provocada por la obsesión.
Existen casos en los que la persona parece experimentar únicamente obsesiones, puesto que las compulsiones no se observan a simple vista, aunque lo que suele ocurrir es que las compulsiones se realizan mentalmente. En otros casos, parece observarse que la persona realiza compulsiones sin tener obsesiones. Nuevamente, aunque esto es posible, una evaluación exhaustiva suele revelar que originariamente sí existieron obsesiones que provocaron esas compulsiones, pero que el paso del tiempo las ha “borrado” dejando solamente la huella de las compulsiones.
Tipos de TOC
En la siguiente tabla, se enumeran algunos de los tipos de TOC, especificando el tipo de obsesiones más frecuentes y el tipo de compulsión que las suele acompañar. Existen más tipos de obsesiones y las compulsiones que las acompañan pueden variar de las reflejadas en la tabla.
Categoría | Obsesiones | Compulsiones |
Limpieza o lavado | De contaminación, enfermedad, suciedad | Lavado y/o limpieza |
Comprobación | Explosiones, incendios, robos, atropellos, comprensión de conceptos… | Comprobaciones físicas y/o mentales |
Repetición | Que sucedan eventos negativos: problemas en el trabajo, en la casa, sentimentales, económicos |
Repetir acciones, palabras, frases… |
Acumulación | Tirar algo que pueda ser valioso, útil en el futuro | Acumulación de objetos |
Orden | Que todo esté de forma adecuada | Ordenar objetos |
Agresión | Hacer daño a alguien o a sí mismo | Eliminar objetos potencialmente “peligrosos”, evitar ciertas situaciones… |
Cómo se origina un TOC
Para entender cómo empieza un TOC son fundamentales tres conceptos: pensamientos intrusivos, evaluación negativa y estrategias de neutralización. El 90% de la población experimenta elementos intrusivos, es decir, pensamientos, imágenes, palabras, impulsos que aparecen en nuestra mente sin que lo deseemos y de contenido exactamente igual que las obsesiones. Ej. impulso de dar un volantazo mientras se conduce, imagen horrible de un incendio en casa, pensar que nos hemos contaminado de algo cuando la lógica dice lo contrario, etc. Si a estos elementos intrusivos no le damos importancia pronto desaparecen, el problema viene cuando los evaluamos dándoles credibilidad, de forma que nos sentimos culpables o responsables, puesto que aparecerá un gran malestar y con él el intento de librarnos de esas ideas a través de lo
que llamamos estrategias de neutralización (ej. comprobar, repetir, evitar…). Si la estrategia que usamos nos ayuda a que la idea intrusiva desaparezca momentáneamente, entonces se convertirá en lo que hemos descrito como compulsión.
Este proceso se repetirá hasta que se automatice, convirtiéndose en un TOC. Es importante aclarar que existen una serie de variables de vulnerabilidad biológica y psicológica, así como variables que pueden precipitar un TOC, todas las cuales aumentan la probabilidad de que el proceso descrito tenga lugar.
Tratamiento
El abordaje Cognitivo- Conductual en combinación con medicación antidepresiva ha demostrado ser muy eficaz para el tratamiento del TOC y es, por lo tanto, el tratamiento de elección para estos casos.
¿Qué es un trastorno de alimentación?
Un trastorno de alimentación es un desorden que causa graves perturbaciones en la dieta diaria, tales como comer cantidades muy pequeñas o comer en exceso. Implica cambios en la forma de pensar, en las emociones y en el comportamiento.
Tratamiento
La investigación nos demuestra que algunos psicofármacos pueden ser de ayuda en combinación con la terapia cognitivo-conductual. De forma resumida, consiste en aprender a modificar los pensamientos y las creencias que provocan el miedo a engordar y eliminar las conductas que mantienen el problema. A menudo, otro objetivo importante suele ser aumentar la autoestima, y que ésta no dependa de su aspecto.
Cómo identificar un Trastorno de Alimentación:
Aparecen tres cambios fundamentales cuando una persona desarrolla un trastorno de alimentación:
Cambios en la forma de pensar. Algunos de los pensamientos y creencias más frecuentes son los siguientes:
– Están convencidas/os de que están gordas/os o muy gordas/os.
– Piensan que cuando alcancen su “peso meta” estarán fantásticas/os pero cuando lo alcanzan se pondrán otro peso meta más bajo aun.
– Creen que si usan cierto tipo de ropa, por ejemplo ajustada, al salir a la calle los demás se van a fijar en ellas/os y se van a burlar por su gordura.
– Piensan que los demás creen que están gordas/os.
– Consideran que estar gorda/o es algo horrible, asqueroso, algo que impide tener amigos, pareja, triunfar en la vida, ser respetada o admirada.
– Muchas veces creen que alguna parte de su cuerpo está gorda e impresentable.
– Creen que algunos alimentos son tremendamente calóricos y que si los comen automáticamente y en segundos les van a engordar.
– Creen que si se permiten comer algún alimento que habitualmente evitan, perderán el control y comerán grandes cantidades del mismo.
Cambios en las emociones
– La ansiedad es la emoción predominante. Tienen un miedo terrible a engordar, incluso pensar en comer ciertos alimentos como una hamburguesa, hace que tengan síntomas de ansiedad como taquicardia, sudor, aumento de la frecuencia de la respiración, etc.
– Tristeza y depresión. El estado de ánimo se resiente mucho puesto que su vida gira en torno a la obsesión por la comida, reduciendo sus relaciones sociales y las salidas.
– Enfado. Es frecuente si las personas de su entorno le dicen que coma o que está demasiado delgada/o. Otras veces, si no ha conseguido ejercer control sobre lo que come, el enfado es contra ellas mismas.
– Culpabilidad y preocupación. Cuando la persona es consciente del problema después de, por ejemplo, haberse provocado el vómito aparece un sensación de alivio fugaz a la que le sigue culpabilidad y preocupación por lo que le está pasando.
– Sensación de control. Sobre todo en anorexia, al comer solamente lo que creen que deben comer.
Cambios en el comportamiento
– Peculiaridades en la forma de comer: Reducción gradual de la cantidad y tipo de alimentos, beber mucho agua, no comer alimentos muy calóricos, cortar la comida en trozos demasiado pequeños, comer muy despacio o mezclar los alimentos de forma extraña, esconder alimentos, fingir que se come, comer a solas, saltarse comidas, ayunar, y/o atracones de comida.
– Medidas purgativas con el objetivo de no ganar peso: vómitos, laxantes, diuréticos, ejercicio extremo y compulsivo.
– Conductas compulsivas: por ejemplo, pesarse una gran cantidad de veces al día después de comer cualquier cosa, o incluso después de beber agua. En algunos casos sucede lo contrario; se niegan a pesarse. Los pocos alimentos que se permiten comer puede que lo hagan con un orden preciso porque consideran que así engordan menos, o estando en movimiento mientras comen.
– Evitan un gran número de situaciones, por ejemplo las sociales, estar con gente, salir por ahí, ir a comprar ropa, mirarse en el espejo, ir a la playa o a la piscina y usar ciertas prendas.
Tipos de trastornos de alimentación
Los trastornos de alimentación más comunes son:
– Anorexia nerviosa: Continua búsqueda de la delgadez a través de la escasa o casi nula ingesta de alimentos.
Bulimia nerviosa: Atracones de comida frecuentes acompañados de sensación de falta de control, a los que le siguen comportamientos purgativos (ej. vómitos, laxantes, ejercicio excesivo, etc.) Trastorno por atracón: Episodios de atracones a los que no les siguen comportamientos purgativos (vómitos, exceso de ejercicios, ayuno, laxantes…). Ésta sería la diferencia con la bulimia. Las personas con trastorno por atracón a menudo tienen sobrepeso o son obesas.
¿Cómo empieza un trastorno de alimentación?
Se ha teorizado mucho acerca de cómo empieza un trastorno alimentario, pero las investigaciones no son concluyentes. Aún no se sabe con seguridad las causas exactas de estos problemas, pero sí cuales son las variables que influyen:
– Presión social hacia la delgadez. Hoy en día la delgadez es signo de triunfo, de valía personal. Los medios de comunicación nos bombardean constantemente con este mensaje. Es fácil ser influido en exceso, sobre todo para una/un adolescente, y aprender que es imprescindible estar delgada.
– Burlas y descalificaciones. Haber sufrido sobrepeso, aunque fuera ligero y ser sometida/o a burlas por este motivo. En ocasiones, ni siquiera experimentado por una/uno misma, si no por alguien cercano (hermanos, padres…), en cuyo caso, al ver cómo los demás se burlan de ellos, el mensaje que se aprende es el mismo: “Estar gorda/o es horrible, para ser aceptada necesitas estar delgada”.
– Personas cercanas que dan excesiva importancia a “cuidarse”. Si por ejemplo, en nuestra familia se le da demasiada importancia a cuestiones como comer bien, hacer ejercicio y tener buen aspecto, se puede aprender que eso es imprescindible y que lo contrario, estar gordo, sería algo horrible.
– Características personales como perfeccionismo, timidez, baja autoestima, excesiva dependencia paterna, entre otras.
– Dieta muy rígida. Es un dato comprobado que estos trastornos empiezan con una primera dieta, a menudo una dieta excesivamente rígida, con muy pocas calorías y/o con muchos alimentos prohibidos. Cuanto más severa es la dieta, mayor será el riesgo de desarrollar un trastorno alimentario.
– Acontecimiento vital difícil. Como por ejemplo, problemas o separación familiar, muerte de seres queridos, cambio de domicilio o colegio, etc. pueden desencadenar un trastorno de alimentación.
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